Mi paciente - POEMA CARLA GRAOS RIOS

 

 

Estimado paciente,

disfruto de tu plática nerviosa, improvisada.

Te observo, te escucho,

mientras me cuentas tus molestias y tu dolor.

 

Tus ojos cansados,

ojeras profundas,

la frente marcada de surcos,

la piel bronceada de tanto sol,

de no usar protector.

 

Me dices que duele tu cuello;

al palparlo encuentro contracturas,

carga de tantos años,

peso de tantas luchas.

Tus manos resecas, arrugadas,

con manchas y callosidades

de tanto trabajo manual.

 

También me dices que la cabeza te duele,

que tus hijos te preocupan,

que no escuchan tus consejos.

Y lloras.

Lloras de impotencia

y me duele tu dolor.

 

Entonces dejo de ver al adulto

y descubro al niño que sufre,

que necesita consuelo,

que muestra sus heridas y su fragilidad.

 

Cuánta carga llevas,

de tantas penas,

de tantos dolores.

Cansado hasta la rodilla

de andar y luchar

esta vida dura,

pero también bella y larga

que te tocó vivir.

 

Te abrazo en silencio.

Te digo: sigue,

cada uno libra su batalla.

Y pese a todo,

elige vivir.

 

Eres hijo de Dios,

y Él sabe por qué estás aquí.

Debes cumplir tu propósito

aun en medio del dolor.

 

Entonces sonríes,

te secas las lágrimas,

me agradeces por escuchar,

por darte unos minutos de atención.

 

 

 

 

Y me duele el corazón,

porque quisiera darte más…

pero el siguiente paciente

toca la puerta y dice:

—¿Puedo entrar?

 

Semilla Rebelde

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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